La virgen de la Alegría, de talla completa, resume la vigorosa plástica anterior, debiéndose igualmente a Barbero (1992). Reinterpreta modelos de la antigüedad clásica y de la escuela granadina de escultura en una representación gozosa que culmina la participación de María en los misterios de la Pasión Muerte y Resurrección de Cristo.